El coste de la impresionante estación construida con el proyecto del arquitecto Fernando Ramírez Dampierre y ascendió a 2.796.000 ptas. El edificio de corte modernista, tiene tantas ventanas como días el año, 365, y su estructura es de hormigón armado y la cubierta es de pizarra. Las obras de la estación duraron tres años y medio y concluyeron en 1925. “Es más grande que el Titanic" puede leerse todavía en un cartel publicitario de un hotel de la localidad.
Cerrada durante la guerra civil española (1936-1939), nada más nacer, y durante el período de la autarquía del régimen de Franco
(1945-1949), la estación vivió su época de mayor esplendor durante la II Guerra Mundial, cuando absorbió parte del tráfico de Irún, ocupado por los alemanes, y Port Bou, que sufrió inundaciones en
1943.
El 27 de marzo de 1970 el accidente de un tren de mercancías francés, poco después de cruzar el túnel del Somport, fue la excusa que Francia arguyó para cerrar el paso.
Inaugurada el 18 de julio de 1928 por Alfonso XIII, la estación vivió momentos de esplendor a partir de entonces y hasta la Guerra Civil.
Un muy novelado episodio nacional mantiene que el oro alemán que se sacó del país tras perder la guerra vino a través de Canfranc a entrar a España.
Para la construcción de la estación se tuvo que explanar un terreno quitado al río. Se encauzó el río Aragón, y se talaron muchos árboles para poder obtener esta anchura necesaria para hacer la estación y todo el material rodante allí almacenado ve como el paso del tiempo y la maldad de los vándalos hacen que poco a poco todo vaya desapareciendo.
Los vagones están oxidados, algunos quemados, otros se han caído. La madera podrida no ha aguantado más el peso de la nieve acumulada. Una veintena de vagones de diferentes épocas son testigo mudo de como el paso del tiempo y el olvido de la administración sirven para que lo poco que queda de nuestro patrimonio ferroviario se vaya perdiendo lentamente.
Un grupo de aragoneses, reunidos en torno a la
Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, impulsaron en Zaragoza la idea de un paso ferroviario con Francia por el Pirineo Central en 1853. Esa propuesta tomó fuerza en los dos lados de la
frontera. Treinta años después el rey Alfonso XII y el presidente del Gobierno, Práxedes Mateo Sagasta, colocaron la primera piedra de las obras del ferrocarril.
No fue hasta principios del siglo XX cuando se acometió el proyecto en serio, pero la I Guerra Mundial retrasó la apertura hasta 1928. El sueño europeo de los aragoneses se había cumplido. La
historia posterior del Canfranc es casi una continua carrera de obstáculos.
La estación se inauguró el 18 de julio de 1928,
contando con la presencia del Rey Alfonso XIII, el General Primo de Rivera y el presidente de la República Francesa, Gastón Doumergue. Antes de que se construyera el magnífico edificio en el poblado
de Los Arañones, los ingenieros españoles y franceses estudiaron otros diez emplazamientos. Al final se decantaron por el emplazamiento a pesar de que la ingente obra de ingeniería supuso desviar el
curso del río Aragón para despejar una explanada de 1264 metros de longitud y 170 de anchura, probablemente el espacio abierto mayor de Europa para una estación de ferrocarril de la época.
Solo en los trabajos de explanación de los 216.000 metros cuadrados que tiene la estación, en medio de un valle encajonado en medio de grandes alturas, se invirtieron seis años. Claro que basta
asomarse a una altura media para comprobar la magnitud de la estación internacional, en la que se tendieron 25 km de vías para 26 vías de clasificación entre la parte francesa y la española. Dos de
estas vías estaban reservadas para el transbordo de mercancías entre los trenes de carbón españoles y los eléctricos franceses.
Comenzamos la visita con el propio edificio de
la estación y que vemos en las imágenes, del cual solo pudimos sacar algunas fotos para mostrar a los lectores el estado actual de como se encuentra. Además no está permitido acceder al interior del
perímetro que la empresa adjudicataria de las obras ha construido a golpe de poste y malla metálica alrededor de la estación.
Nos topamos con los primeros vagones, los cuales están en medio de la nada, solos. Da pena verlos porque son bastante antiguos y su estado es bastante malo.
Nos adentramos por un pasillo entre dos naves y siguiendo los raíles vamos atravesando el callejón acompañados en todo momento de los vagones que allí se encuentra abandonados.
A cambio se consolidó el terreno y se volvieron a replantar árboles en lo que se ha considerado como un perfecto ejemplo de re forestación.
La estación misma ha sido considerada como un trasatlántico en medio de la montaña por su grandiosidad, sólo superada por la estación de Leipzig. Durante mucho tiempo fue la estación más grande de España.
Por el lado francés, y debido a que el terreno es algo más escarpado subían locomotoras eléctricas, por lo que parte de las vías de la estación con ancho de vía UIC estaban electrificadas con catenaria del tipo MIDI, con postes de celosía de hierro.
La parte española estuvo siempre al amparo de la tracción vapor, conteniendo uno de los depósitos de locomotoras más grandes que se conocen en montaña. Posteriormente, ya en los años 70 se pasó a la tracción diésel con las típicas 1900 bicabina.
A partir de 1939, y debido a la Guerra Civil primero y a la II Guerra mundial después la estación tuvo un trabajo intermitente, que fue bajando a través de los años hasta el año 1970, en el que un tren de mercancías hundió el puente de l'Estanguet, por lo que se interrumpió el tráfico ferroviario internacional desde entonces. A partir de ese año la estación de Canfranc comenzó su auténtica decadencia.
Hay quien dice que el ejército francés estuvo a punto de reponer el puente, pero una llamada gubernamental lo dejó en el fondo del valle para siempre.
Así las cosas, el tráfico ha seguido subsistiendo con periodos de poca bonanza y de muchas dificultades y cortes de servicio debido sobre todo al lamentable estado de la vía en su conjunto.
También ha habido bastantes conflictos con la renovación del bonito tejado de pizarra de la estación, que no ha sido a gusto de todos.
En el Pirineo aragonés (Huesca) cerca de las estaciones de esquí de Astún y Candanchú, Jaca, Francia y del Parque Nacional de los Pirineos.
OFICINA de TURISMO
Pza. del Ayuntamiento, 1
22880 Canfranc Estación
Tel. 974 373 141
e-mail: turismo@canfranc.es
Para llegar a Canfranc, partiendo de Jaca es preciso tomar la N-330. Tras pasar por Castiello de Jaca y Villanúa llegaremos a Canfranc y posteriormente a Canfranc Estación, dejando la entrada del Túnel de Somport a nuestra izquierda.